FRONTAL

"El Kiwi" siempre ha mostrado su radicalidad allí donde crease oportuno sumarse a las fiestas de nuestros eventos patrios tuners. Su estética artesana en primera instancia os hace dilucidar que esa defensa, que abarca toda vuestra atención os suena. Efectivamente antaño la observábamos sobre las bases que fué diseñado como kit, los Seat León de primera generación. Los bifaros circulares se incorporaron a su corpulencia, mientras eran testigos de la desaparición de la calandra, para formar parte de la inmensa central vertical, flanqueada por dos muy generosas laterales. La extensión de sus vértices a modo de pilares hacia el interior, generó ese aspecto tridimensional que impacta, como observar el voladizo extra, gran escollo al circular. Mientras de forma ostensible aborda sus flancos el ensanche que preside los laterales, con gran depresión en su desembocadura.

La matrícula reducida, lo es al ojo humano aún más al ser parte de algo tan descomunal y bello a la par. La refrigeración es agradecida ante tanta apertura enrejillada, más aún cuando el componente a reconducir al motor el aire, es sustituido por el filtro de admisión directa Twister de Green, cuya carcasa metálica enfría el aire caliente, evitando problemas con el caudalímetro, que si genera las "setas" al descubierto.

En su parte limítrofe superior, no podía conformarse con lo marcado por la fábrica inglesa, siendo el capó alargado con suma artesanía hasta lograr ese "Bad Boy" que culmina ese ataque bestial si lo ves aparecer por el espejo retrovisor. 

El tono cromado lo aporta los proyectores de agua y los limpia lunetas, ambos de la extinta BcCorona, cosas de la crisis económica pasada.

La fisonomía del "Kiwi" es una confirmación de las intenciones del compacto inglés. Se realizó alisamiento integral y eliminación de lo innecesario, como la repetición de intermitencia. El sustituto en tales indicaciones circulatorias paso a formar parte de la carcasa del retrovisor, mediante la implantación artesana procedente de un modelo de Mercedes. 

Las ya mencionadas depresiones en la defensa delantera están muy presentes al observarlo lateralmente, cediendo el protagonismo según progresamos por su esbelta carrocería al ensanche de 7 cm por aleta, pero diferente manera de abordarlo según tratemos del eje anterior o posterior. En el anterior no hay vértices que delate incisivamente su presencia, salvo la llegada a la talonera, ya que en la defensa lo disimula la contradicción de la gran apertura depresiva vertical. En la posterior, la llegada de la talonera unificada artesanal de forma ovalada, genera un valle con el inicio del ensanche trasero en cuya parte superior sí saca músculo, con cierta voluminosidad mostrada.

Las puertas alzan al cielo gracias a las bisagras LSDoors, mientras las bellas llantas cromadas Vault en 17" con gomas 205/40 y tapones de válvulas de bolas de billar negras. La perfección de ubicación respecto carrocería lo aporta los separadores de 3 cm por rueda, mientras la dureza necesaria para abordar desniveles lo aporta la suspensión roscada Koni, jugando al límite al reducir altura en 5 cm. Tras la llanta cromada tenemos el sistema de frenado pintado en verde.

"El Kiwi" luce una zaga no sabemos si típica de la Nueva Zelanda donde fue originaría esta fruta, pero en el Tuning antes y ahora sigue siendo buque insignia de los proyectos que añoráis, que a excepción de los “pick up”, SÍ SE PUEDEN HOMOLOGAR HOY, sólo falta que os decidáis en llevarlo a efecto.

En la parte superior se impuso un alerón tipo visera específico, cuyo anclaje se limita a sus extremos. En la zona inferior de la luna trasera, se eliminó el limpialunetas, concediendo ese look más “clean”. La limpieza alcanza el portón trasero donde se eliminó la matrícula, con la consecuente supresión del sistema de apertura. Escoltando sus flancos hallamos los pilotos específicos de tecnología led y fondo negro, cuyo contraste interno, conjuga a la perfección con el otro contraste similar presente. El brillo metálico de la pareja de escape doble centrado tipo moto, de la reconocida marca Remus, es la vista final del escape con intermedio suprimido, inmerso en la genuina “u” invertida, que más bien es una “v”. Originalidad como sólo se logra cuando se recurre a la artesanía sin pudor. En su cota más alta de esta defensa, que también porta depresiones semiovaladas sin llegar a ser orificios, luce un señorial vértice, una defensa con carácter.

La fruta digestiva la conocemos con un interior verde combinado con tonos negros, pero si tratamos del habitáculo de su versión mnotorizada la combinación apagada pasa a la luminosidad del verdiblanco aspecto. Alternando tanto componentes pintados como tapizados, logramos la satisfacción visual iniciando el camino con los componentes pintados en blanco: salpicadero, consola central baja, paneles de puerta, alfombrilla de aluminio Ghirardi, paneles traseros que al igual que las puertas tienen la parte central tapizadas en piel verde. El tono de la esperanza también fué aplicado en pintura sobre: cuadro instrumentación, plásticos de salpicadero, guantera, airbag del acompañante, pilares y el perímetro de los aireadores con el enrejillado en blanco. La tapicería en piel blanca se encargó de cubrir los asientos y el techo, donde hay un triple interruptor cromado anclado. Las esferas del cuadro de instrumentación fueron sustituidas por unas blancas, mientras el volante Isotta Urban Glow alterna el cromo con la piel blanca, más el freno de mano RaceSport de aluminio con piel blanca. En tonos más oscuros son el pomo Momo Falcón negro con funda de piel del mismo tono. En el margen inferior izquierdo del volante, interruptor tipo aviación rojo, mientras en el marco de puerta hallamos embellecedor de talonera cromada.

  EL TUNING ES BELLEZA